Thursday, June 29, 2006

PASTORITA HUARACINA

Víctor Hugo Alvitez Moncada / “Pisadiablo”

PASTORITA HUARASINA

y sus Apus tutelares (*)

" Yo soy la pastora

de blanca cordillera

tú eres el cholo vaquero

de negra cordillera "

Podría imaginarla a lo lejos, a la distancia, en el tiempo, a María Dictenia Alvarado Trujillo más tarde reconocida en el mundo folclórico como "Pastorita Huarasina": alegre, risueña, juguetona, inteligente; con su carita de chapas encendidas color de cantuta quemada por el frío gélido, aquel frío apoderado de ese majestuoso Callejón, correteando libremente por el campo verde color esperanza orlado de retamas, queñuales, eucaliptos y tantas plantas silvestres -acompañada de su perrito chusco- pastando las ovejas; toda una niña e inocente campesinita de vistosos y originales atuendos: una larga pollera color nogal y ribete de tela playa rosado fuerte, dejando divisar apenas sus piesesitos descalzos. Sobre su cabeza cubriendo sus largas trencitas amarradas con arcoiris de lana, un sombrerito viejo para protegerse del pálido sol y la lluvia que cualquiera de esas horas primeras de la mañana ha de llegar.

Frente a ella, dos inmensos ramales de nuestra cordillera andina. La niña absorta, parada sobre la Negra divisando la belleza de su paraíso, a sus pies, el Santa con su ignoto canto ancestral serpenteando armoniosamente y separando la imponente Cordillera Blanca de altísimos picachos pareciendo pinchar el firmamento.

" Río Santa, Río Santa

caudaloso

quiero que lleves

todas mis penas

all olvido..." (bis)

Arriba, el cielo añil, sempiterno, al centro de él, quemante se presenta el antiguo tayta Inti de dorados rayos encendiendo el paisaje, nubes expuestas al paseo del viento silbador, mientras tranquilamente pase el día, oscurezca, inicie el concierto de los gallos y avecillas del campo, aparecerá la luna luminosa con todo su resplandor, chaposa también, con dos hermosos ojos, dulce boca y un par de trenzas emulando a las niñas de nuestras alturas; mientras tanto la noche se acueste a descasar y dormir resguardada de miles de millones de chispeantes estrellitas.

Este es el paisaje hermoso y sin igual del distrito de Malvas, antes comprensión de la provincia de Huarás. luego Aija y actualmente de Huarmey del departamento de Ancash, a más de tres mil metros de altura en plena vertiente occidental de la Cordillera Negra "Balcón del Pacífico" a decir del sabio naturalista Antonio Raimondi, lugar donde llegó al mundo esta humilde niña , hija de campesinos llamada María Dictenia. Ella decía que muy tenuemente pasó por la escuelita de su pueblo, allí la bautizaron cariñosamente como "Chicchi" empero su entusiasmo le permitía participar activamente en las danzas y el canto de su lar nativo y escuela al compás de arpas y violines, caja y pinkullo, entonando con su tierna y hermosa voz la música ancashina especialmente huaynos y chuscadas que sus venas habíanse colmado para trasladarlas a su corazón cual torrentoso caudal de nuestra riqueza cultural.

Sin embargo, tempranamente, abandonaría su querida Tierra -aún niña- para dirigirse a Lima, su madre había fallecido e iba en búsqueda de nuevos horizontes, allá donde la ciudad crecía inexorablemente y se llenaba de "serranos", allá estaba su hermana y con ella compartir la vida y el cuidado y amor que aún requería. Pero esta niña aventurera y arriesgada, siempre anduvo protegida por sus Apus tutelares, aquellos que conoció y admiró desde su nacimiento, ellos lo guiarían por el cauce feliz de la vida artística, el triunfo, satisfacción y orgullo. Con ella vivieron perennemente el Río Santa, el Huascarán, las cordilleras Blanca y Negra, los pueblos, la gente, el profundo amor a su suelo ancashino lleno de misterios que lo ha de identificar por siempre; cantando y encantando a muchas legiones de peruanos que en diferentes confines de la patria y el orbe, al oírla han de volver a recordar sus verdaderos orígenes y raíces profundas.

" Cordillera Blanca

Cordillera Negra

ambas cordilleras

forman dos ramales

así yo quisiera tener esa dicha

así yo quisiera tener esa suerte

de no separarme

nunca de tu lado... "

"Pastorita Huarasina", creció rápidamente, reconociéndosela como artista popular e intérprete de nuestro folclor, elevándolo a lo más alto de los pedestales artísticos, su voz, "chispa" y alegría han de desbordarse y prenderse del alma del pueblo, para contagiar a todo el Perú y el mundo sus inmortales canciones llenas de sentimiento, picardía y amor, como genuina representante de la música andina folclórica que desde entonces Ancash y toda su riqueza natural serán el espíritu de sus recuerdos, tristezas y emociones: "Quisiera olvidarte", "Malvasina", "A los filos de un chuchillo", "Suspiros al aire", "Río Santa", "El obrero", "Pena penita", "No quiero amar", "Mujer andina", "Cervecita blanca", "Tu boda", "Pobre paria". y muchas más de su valioso repertorio seguirán inundando todas las vertientes de los pueblos, el corazón y el alma que entonaremos siempre los verdaderos hijos de esta patria bendita y añorada, legado de nuestros ancestros.

" Quisiera olvidarte

pero no he podido

porque piensas olvidarme

porque tratas de abandonarme.

Para mí ya no hay consuelo

para mí ya no hay alivio

para una mujer desgraciada

todo pasa todo sucede... "

Su humildad y sentir telúrico, hicieron ser reconocida como "Comunera Honorable de la Comunidad Campesina de Malvas", "Hija Predilecta del Pueblo de Malvas", "Doctora Honoris Causa del Folclor Nacional", "Patrimonio Cultural Viviente del País", "Embajadora del Folclor Nacional", "Reina y Señora del Huayno y la Chuscada", entre otras distinciones y condecoraciones como la del "Sol del Perú". Nosotros quisiéramos agregarle "La Más Grande Folclorista Peruana del Siglo XX".

Recuerdo perfectamente desde tener uso de razón, como la gente del campo especialmente se identificaba con su arte, allá en mi pueblo natal y lejano, la provincia de San Miguel en el departamento de Cajamarca, zapatear o "llanquear" diré mejor, tan alegremente al bailar las sabrosas e inquietantes melodías de "Pastorita Huarasina" celebrando sus fiestas y costumbres tradicionales. A la distancia, el viento transportaba con su eco las canciones transmitidas a través de los inolvidables picás, esos instrumentos anteriores a los tocadiscos, de cajas grandes, agujas y manizuela y un parlantito amarrado a la puerta de alguna casa o chocita, esparciendo de banda en banda tonadas alegres y contagiantes. En esas celebraciones no faltaba la melodiosa voz de otro grande del folclor ancashino, inolvidable también Ernesto Sánchez Fajardo "Jilguero de Huascarán", quien alguna vez llegó a mi terruño al reencuentro con su público, cantando hasta el sosiego y reconociendo a muchas familias Sánchez de la campiña sanmiguelina, quienes orgullosos se sentían familiares cercanos a este gran cultor del arte nacional.

Una sola vez en la vida ingrata pude admirar y apreciar a "Pastorita Huarasina" en vivo y en directo -como se dice-, no sé si el '92 ó '93, cuando una universidad particular de Chimbote le confirió el título de "Honoris Causa" como representante del folclor peruano. La plaza de armas estaba completamente llena de gente que esperaba impaciente su presencia, desde el estrado anunciaban los alto parlantes la pronta aparición de "Pastorita Huarasina" eran más de las nueve de la noche y no había; la gente la aclamaba y entonaba sus canciones al son de la música que difundían. con añoranza y tristeza a la vez acompañaban de palmas. A eso de las diez de la noche, decid retirarme del lugar con mis hijos pequeños todavía, con la inmensa ansiedad y pena de no haberla visto después de cuantas ilusiones de conocerla personalmente; cuando de repente al pasar por las puertas de un hotel cercano, nos chocamos cara a cara y volviéndome el alma al cuerpo, emocionadamente le dije "te estamos esperando Pastorita..." ella sonriente con su pequeña estatura, hermosísima, risueña, ataviada de lindos atuendos, -recuerdo una amplia pollera colorada, chaqueta y sombrero con bordados de oro y plata, resaltando estelas Raimondi y otros motivos de nuestra cultura- venía acompañada de un séquito de alegres damas, elegantes como ella. "Vamos cholo a cantar y bailar" me respondió sonriente y continuamos tras ella.

El recinto se desbordó de jolgorio, la gente inmóvil, aquella que ha vivido y gozado su arte toda una vida, lo aclamó desde el inicio hasta el final de su presentación. Le hicieron entrega del título honorífico, ella no ocultaba su entusiasmo y decía: "desde ahora soy Doctora Honoris Causa de esta universidad chimbotana, feliz, alegre, y sin contra tiempo había que continuar:

" Entregar mi vida quisiera

a los filos de un cuchillo

a ver si de esta manera

se acaba mi existencia..."

La gente de "todas las sangres", aquellos que llegamos a este Puerto, recordando el lar querido, estábamos ilusionados. Yo también saqué mi china y eché un buen zapateo. Los aplausos y vivas eran atronadores; muchos comentaban que así eran sus presentaciones en el Coliseo Chimbote -de la cuadra 11 de la Av. Pardo- que regentaba aquellas grandiosas épocas de las décadas '60 y '70 donde domingo a domingo retumbaban los corazones.

Creo fervientemente que ningún reconocimiento en vida le haya alegrado más que saber el inmenso cariño, respeto y profundo amor que la gente le tributaba. Sin embargo serán importantes los reconocimientos hechos por las instituciones y personas a su trayectoria artística. Antes de su muerte, el distrito de Independencia en Huarás, le erigió un monumento, ella estuvo en la inauguración con amplia sonrisa y alegría, a unos pocos metros aparecía su pareja del arte "Jilguero del Huascarán". Al morir llovieron los reconocimientos y homenajes: Huarmey, bautizó con su nombre el Teatro Municipal, entre otros.

"Pastorita..." había pedido, cuando muera, sus cenizas ser arrojadas al caudaloso Río Santa -uno de sus Apus y fuente de inspiración-, y así se cumplió su deseo, entre el júbilo, el llanto y tristeza de quienes lo querían y admiraban, sus colegas folcloristas le ofrecieron una imponente demostración de cariño, la partida fugaz de una estrella resplandeciente del firmamento folclórico popular nacional. Sus cenizas se esparcirán por todas las vertientes y surcos fervientes del Perú, desde arriba, de la quebrada del Tuco, hasta el Océano, fortaleciendo el sentimiento y alma de los pueblos que no olvidarán jamás. Ella vive eternamente en nuestros corazones.

Sagrados Apus tuteleres de nuestra tierra Ancashina: Apu Huascarán, Apu Río Santa, Apus de Siqui, Apu Cordilleras. Mama Pacha, recibe en tu vientre a tu hija predilecta. Apus... todos, les encomendamos por siempre a nuestra "Pastorita Huarasina".

Afine, afine el violín Maestro Alejandro Collas Páucar, la jarana continúa en la tierra y en el cielo...

" Hay shillcu, shillcu

shillcu nirac cholo

queman, huacman pis

lacaquecanchanqui..."

¡Salud, salud, cholos; salud, salud, chinas de mi Tierra!...

" Cervecita blanca huaracina

eso no se toma sin su dueño

si es que lo has tomado

caro cuesta 25 soles la docena "...

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(*) En el libro: Pastorita Huarasina del Perú: Eternidad viviente. 58 años de trayectoria artística y 71 años de vida. Unión de homenajes, conceptos y testimonios. Rogato Lucio Zavala Molina, Lima, 2002.

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